Me desnudo lentamente frente al espejo, observando mis huesos, cada vez más marcados.Deslizo las medias por mis piernas, cada vez se parecen más a dos palos de escoba.
Después me pongo la malla, cada día me queda más holgada.
Y por último me pongo las puntas.
La música ya está sonando, tengo que ponerme en pie rápidamente y comenzar a bailar.
Un, dos, un, dos, salto, y así tres veces.
Me elevo en mis puntas como una mariposa, parezco flotar en el aire.
Me siento ligera, como los copos de nieve.
Pero, ¡ay!.
Ya no puedo seguir bailando.
Me mareo y veo borroso.
Y de pronto me caigo al suelo.
No puedo levantarme, estoy demasiado débil.
Dejo de bailar y me voy a una esquina, mientras veo cómo las demás consiguen volar como yo unos minutos antes.
Pero ellas no se caen, ellas consiguen flotar sin venirse abajo...